domingo, 31 de agosto de 2008


Hace unos dias senti en mis carnes, en mi ser, en mi corazon de madre, la impotencia de por un instante tener la posibilidad de perder un hijo, y tener como escenario y maestro un mar desafiante, embravecido, soberbio y agresivo mar.. Un hombre corpulento, blanco como la nieve caminaba de un lado al otro desesperado pero consciente de que su hijo estaba demasiado lejos como para rescatarlo, no podia nadar, sin embargo su furia, ira, desesperacion e impotencia se hacian presentes al verse atado de pies y manos.. Yo le pedi a Dios que tuvuera piedad que la furia del mar no desapareciera ese cuerpo en cualquier instante, fueron momentos de mucha tension..de impotencia, de vida..
Todos tenemos marcados un destino, una linea imaginaria, una mision de vida y no era su momento de partir.. Y Dios le dio una oportunidad mas..para iniciar, para continuar, para valorar, o simplemente PARA VIVIR.

No hay comentarios: